lunes, 27 de abril de 2009

La influenza y la preocupación.

Es imposible dejar de cuestionarnos, sobre cuál es la mejor actitud ante lo que está sucediendo con la epidemia de influenza.

Debemos cuidarnos, tomar las medidas necesarias, etc., es decir, preocuparnos, si consideramos a la preocupación como esa inquietud, intranquilidad e incluso cierto temor, que nos lleva a actuar para protegernos de alguna situación que puede causarnos un daño real, como en este caso.

Esta bien, pero preocuparnos…, ¿hasta donde?
¿Existe la preocupación excesiva, en un caso como este, cuando estamos hablando de vida o muerte?

Si.

La preocupación se vuelve excesiva en el momento en el que ya no podemos hacer nada al respecto, más que seguir preocupándonos.

La preocupación esta formada por los sentimientos antes mencionados y una serie de pensamientos que la alimentan y la mantienen o incrementan durante horas, días, meses o años, incluso cuando el hecho que la causó ya no existe.

La preocupación se vuele excesiva, en el momento en que ya no podemos hacer nada por prevenir o resolver la situación que la provocó.
Todo lo que pensemos y nos preocupemos a partir de ese instante, es preocupación excesiva e innecesaria, aunque esta situación puede variar si obtenemos nueva información que nos pueda llevar a actuar.

El secreto esta en la actuación adecuada.

La preocupación es útil, sólo cuando nos sirve para actuar adecuadamente, ya que cuando estamos muy preocupados y muy angustiados, o no actuamos o nuestras decisiones y nuestra conducta no son las más adecuadas.

Si deseas más información al respecto, consulta los siguientes artículos:
Cómo vencer las preocupaciones.

Acaba con las preocupaciones innecesarias.

No más preocupaciones innecesarias.

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